Manual de bibliotecnia / Manuel Selva ; prólogo de Ernesto Nelson.

Índice analítico: p. 689-719.

Bibliotecnia -- Antecesores -- Papel -- El formato -- Impresión -- Encuadernación -- Primitivos -- Río de la Plata -- Las bibliografías -- Fichado -- Catálogos -- Paleografía -- Iconografía -- La biblioteca -- La biblioteca pública general -- Las bibliotecas especiales -- Bibliotecas infantiles y escolares -- Bibliotecas argentinas, bibliotecarios y bibliógrafos.

Esta obra de Manuel Selva, jefe de bibliografía de la biblioteca nacional y profesor de biblioteconomía en la escuela de bibliotecarios anexa al Museo Social Argentino, se señala ante todo, por su positiva utilidad y oportunidad.
Faltaba, en efecto, entre nosotros, un manual práctico que sirviera de guía, al igual que el difundido texto de Leo Grozet en Francia, a nuestros bibliotecarios para cumplir adecuadamente sus funciones técnicas de organización y clasificación bibliográfica.
Se trata de un trabajo completo y minucioso que responde, dentro de las limitaciones impuestas por su finalidad didáctica, a todas las cuestiones concernientes a la bibliotecnia, o sea al arte de hacer que la biblioteca lleve eficazmente su misión con el máximo rendimiento y exija el mínimo de esfuerzo al lector.
En sucesivos capítulos metódicamente bien ordenados el autor estudia, desde la significación precisa de los términos correspondientes a las distintas disciplinas relativas al libro, hasta la historia de nuestras bibliotecas públicas más importantes y la biografía de los bibliotecarios argentinos antiguos y modernos.
Pasa revista a la historia del libro desde sus antecesores -la piedra, ladrillos cocidos, tablas, papiro, pergamino- hasta las modernas ediciones del presente; estudia el papel, su fabricación y distintas clases, como elemento esencial del libro; explica lo que debe entenderse por formato y enseguida detalla la técnica del libro en sus distintos aspectos: composición, impresión, encuademación.
El capítulo fundamental de la obra es, sin duda alguna, el que versa sobre la teoría del fichado, materia esencial para el bibliotecario, pues de su conocimiento preciso depende la utilidad que pueda prestar la biblioteca ya que, como lo advierte el autor en el prólogo, un libro mal fichado es un libro perdido.
Por último, dedica más de un centenar de páginas a las tablas e índices del sistema decimal cuyas excelencias recomienda. Critica -y en esto no estamos de acuerdo- la clasificación especial adoptada por algunas bibliotecas de Facultades universitarias, sobre la base de las disciplinas del plan de estudios respectivo, pues la misma se inspira en un criterio práctico de comodidad, desde que dichas bibliotecas están destinadas preferentemente al uso de profesores y estudiantes. [Domingo Buonocore, Universidad, no. 5, pp. 285-286, 1939].