El pensamiento de Ezequiel Martínez Estrada : "De Sarmiento al Che" / Luis Fernando Beraza.

Bibliografía: p. 199-207.

Prólogo - Meditaciones líricas - Buscando el ADN pampeano (Radiografía de la Pampa) - Buenos Aires en video clip - De Ibsen a Martínez Estrada - Domingo Faustino Martínez Estrada (1946) - Muerte y transfiguración de Martín Fierro - Guillermo E. Hudson: ¿escritor costumbrista o doctrinario? - Antiperonista y anti-peronista - Kafka, Ezequiel Martínez Estrada y la Argentina - Hacia nuevos paradigmas (1955-1959) - Análisis funcional de la cultura: ¿un diagnóstico para la liberación? - El escritor latinoamericano - Cuba, territorio libre en América - Estados Unidos: imperialismo y mala vecindad.

“Ezequiel Martínez Estrada fue uno de los más grandes escritores de la Argentina y a través de sus ensayos, intentó descifrar al país. Siguiendo las huellas de Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi, encaró la tarea de fijar una teoría del fracaso argentino. Justamente por ello se lo consideró un pesimista, un escéptico, un resentido, un soberbio. Intentaba demostrar que la dialéctica maniquea civilización–barbarie, pueblo–oligarquía que restauraban el revisionismo histórico y luego el peronismo, no resolvía la crisis del país. Para los peronistas su libro ‘¿Qué es esto?’, por lo visceral de la denuncia y lo esperpéntico del retrato, era la prueba inequívoca de que Martínez Estrada era, al decir de Arturo Jauretche, un verdadero ‘profeta del odio’. Pero, como tampoco ‘se casó’ con la ‘revolución libertadora’, paradójicamente, los antiperonistas a su vez, lo consideraron un ‘defensor’ del ‘tirano prófugo’. Cuando estalló la revolución cubana entendió que una nueva época se iniciaba en América Latina y partió a México y luego se instaló en Cuba y adhirió a la revolución castrista. Como era de prever, tanto el peronismo como el antiperonismo lo estigmatizaron. Quizás por este motivo sus obras en la Argentina y en el exterior se han transformado en un objeto de estudio de los especialistas. Como vemos, se trata de un escritor que hoy llamaríamos “maldito”, que no encajaba en los bandos en disputa, en un país donde la no coincidencia con los sectores políticos e ideológicos enfrentados significa la muerte civil”. Fuente: contracubierta.