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Autonomía tecnológica : la audacia de la División Electrónica de Fate / Bruno Pedro De Alto.

Por: Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Buenos Aires : Eds. CICCUS : Universidad Tecnológica Nacional. Facultad Regional General Pacheco, 2013.Descripción: 267 pISBN:
  • 9789876930192
Tema(s):
Contenidos:
Prólogos / Pablo Miguel Javovkis y Carlos Gerónimo Gianella -- La respuesta / Fredric Brown -- Introducción - 1. Los antecedentes inmediatos de la llegada de la computación a la Universidad Nacional de Buenos Aires - 2. La Universidad piensa y ensaya una computadora argentina - 3. Primer desenlace - 4. La fábrica argentina de telas engomadas - 5. El camino hacia la computadora Cifra 1000 - 6. Segundo desenlace - 7. Eslabones clave de una cadena - 8. Un "triángulo de Sábato" desarticulado - 9. Autonomía tecnológica: Noches, bastones y un Nunca Más - Anexos - Bibliografía y fuentes consultadas - Indice de cuadros e imágenes.
Resumen: "La empresa Fate de neumáticos es una empresa de capitales nacionales. A principios de la década de 1970 se diversificó, incorporando negocios en aluminio, a través de la empresa Aluar, y también en electrónica. La División Electrónica fue una apuesta fuerte y atrevida: encaró la producción escalonada de calculadoras de escritorio y de mano, sistemas contables y finalmente, una computadora argentina, la Cifra 1000. Todos con componentes mayoritariamente nacionales. Tuvo un departamento de Investigación y Desarrollo con más de 100 ingenieros y científicos. Algunos habían participado del armado de CEFIBA, la primera computadora experimental argentina y otros formaron parte del Instituto de Cálculo y operado a la famoso Clementina. Fueron seleccionados por su Gerente Carlos Varsavsky, prestigioso científico de la UBA y que había sido llevado a Fate por Manuel Sadosky, el “padre” de la computación en Argentina. La división Electrónica de Fate logró en poco tiempo instalar las calculadoras Cifra como líderes en el mercado argentino y latinoamericano. La utopía de la “autonomía tecnológica” se hacía realidad. Con el golpe de 1976 todo terminó. Dos arietes derribaron este proyecto de autonomía tecnológica: el fin de las protecciones y medidas de apoyo del Estado que recibió la empresa; y la apertura económica impulsada por el neoliberalismo del Ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, permitiendo la invasión de calculadoras y computadoras extranjeras que sí tenían apoyo de sus respectivos estados. Todo agravado con un creciente clima de represión, persecución política y exilio para su protagonistas." Fuente: contracubierta.
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Prólogos / Pablo Miguel Javovkis y Carlos Gerónimo Gianella -- La respuesta / Fredric Brown -- Introducción - 1. Los antecedentes inmediatos de la llegada de la computación a la Universidad Nacional de Buenos Aires - 2. La Universidad piensa y ensaya una computadora argentina - 3. Primer desenlace - 4. La fábrica argentina de telas engomadas - 5. El camino hacia la computadora Cifra 1000 - 6. Segundo desenlace - 7. Eslabones clave de una cadena - 8. Un "triángulo de Sábato" desarticulado - 9. Autonomía tecnológica: Noches, bastones y un Nunca Más - Anexos - Bibliografía y fuentes consultadas - Indice de cuadros e imágenes.

"La empresa Fate de neumáticos es una empresa de capitales nacionales. A principios de la década de 1970 se diversificó, incorporando negocios en aluminio, a través de la empresa Aluar, y también en electrónica. La División Electrónica fue una apuesta fuerte y atrevida: encaró la producción escalonada de calculadoras de escritorio y de mano, sistemas contables y finalmente, una computadora argentina, la Cifra 1000. Todos con componentes mayoritariamente nacionales. Tuvo un departamento de Investigación y Desarrollo con más de 100 ingenieros y científicos. Algunos habían participado del armado de CEFIBA, la primera computadora experimental argentina y otros formaron parte del Instituto de Cálculo y operado a la famoso Clementina. Fueron seleccionados por su Gerente Carlos Varsavsky, prestigioso científico de la UBA y que había sido llevado a Fate por Manuel Sadosky, el “padre” de la computación en Argentina. La división Electrónica de Fate logró en poco tiempo instalar las calculadoras Cifra como líderes en el mercado argentino y latinoamericano. La utopía de la “autonomía tecnológica” se hacía realidad.
Con el golpe de 1976 todo terminó. Dos arietes derribaron este proyecto de autonomía tecnológica: el fin de las protecciones y medidas de apoyo del Estado que recibió la empresa; y la apertura económica impulsada por el neoliberalismo del Ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, permitiendo la invasión de calculadoras y computadoras extranjeras que sí tenían apoyo de sus respectivos estados. Todo agravado con un creciente clima de represión, persecución política y exilio para su protagonistas." Fuente: contracubierta.

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