El Tempe argentino, o el delta de los rios Uruguay, Paraná y Plata.

Estudio preliminar de Carlos Bernatek -- 1. Introducción -- 2. Un paseo por las islas -- 3. El río Paraná -- 4. El delta -- 5. Habitantes -- 6. El rancho -- 7. Animales útiles -- 8. El picaflor y el chajá -- 9. Continuación de "El chajá" -- 10. El yacú o pava del monte, el pato real, el macá, el biguá y el caburé -- 11. La calandria o el ruiseñor de América -- 12. El cantor sin nombre y el pirirí -- 13. El carpincho, el quiyá, el apereá, el ciervo -- 14. El tigre o el yaguareté -- 15. el ocelote y el micuré -- 16. Peces, tortugas -- 17. El camuatí -- 18. Continuación de "El camuatí" -- 19. El mamboretá o el profeta, el religioso, el rezador, el predicador, el mendicante -- 20. El sepulturero, el cáustico, el crepitante, el éntimo y los luminosos -- 21. La avispa solitaria -- 22. Los mosquitos -- 23. Las flores olorosas, la oruga de esquife -- 24. Las lianas, el pitito y la nueza -- 25. El mburucuyá o la pasionaria -- 26. El irupé -- 27. Los árboles -- 28. Los duraznos -- 29. El agarrapalo -- 30. El ceibo y el ombú -- 31. La caída de la tarde -- 32. La noche en las islas -- 33. El Tempe de la Grecia -- 34. Agricultura del delta -- Apéndice -- Poesías -- Ojeada filosófica sobre el estado presente y la suerte futura de la Nación Argentina.

La relectura de El tempe argentino de Marcos Sastre ofrece la peculiaridad de renovar la mirada crítica sobre un texto que ha atravesado la educación nacional durante décadas y el presente parece haber olvidado. Publicado por primera vez en 1858 y vigente en sucesivas reediciones hasta mediados del siglo XX gracias a la mencionada escolarización del texto, Marcos Sastre instala El tempe... en un sitio central de “su fe casi mística en la educación”. Pero la propia dinámica temporal recrea sus posibilidades derivándolo a la ficción e incluso a la prospección fantástica. El efecto imponente del Delta argentino en la literatura nacional resulta una constante desde Sastre y Sarmiento, hasta Wernicke y Conti. Territorio mítico y real a la vez, desvirtúa en los textos tanto la mirada excluyente del biólogo como el escenario dramático. Obra de absoluta originalidad, alcanzó en su tiempo más ediciones que el mismísimo Facundo, sostenida en la potencia del ensueño de su autor.(Descripción del editor).