CULTURA, sociedad y políticas públicas :

CULTURA, sociedad y políticas públicas : pasado y presente del patrimonio cultural en Michoacán / Lorena Ojeda Dávila, Eduardo Mijangos Días, Eugenio Mercado López coordinadores. - Michoacán : Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2015. - 258 p. 22 cm. - Encuentros ; 22 .

La "identidad campesina": una valoración a partir del agrarismo posrevolucionario en Michoacán / Eduardo Mijangos Díaz -- El patrimonio artístico purépecha y su resguardo en las comunidades indígenas michoacanas: el templo de Santa María Huiramangaro / Carmen Alicia Dávila Munguía -- Perspectivas sobre la conservación de la troje purépecha: entre la conservación ideal y la realidad / Catherine R. Ettinger -- Políticas de patrimonio cultural en la conservación de monumentos históricos de comunidades indígenas de Michoacán / Eugenio Mercado López -- Tensiones en torno a la "puesta en valor" del patrimonio cultural indígena purépechas en Michoacán / Lorena Ojeda Dávila -- Concursos artesanales: el caso de Michoacán, una revisión crítica / Eva María Garrido Izaguirre -- La nueva minería en Angangueo: un paisaje urbano histórico en riesgo / Teresita Fernández Martínez -- Homies de retorno en Angahuan: una comunidad purépecha en Michoacán / Berenice Guevara Sánchez.

El objetivo del libro es analizar distintos procesos de patrimonialización de recursos naturales y bienes y manifestaciones culturales en el estado de Michoacán, México. En particular, y como eje vector que articula los distintos capítulos que componen la obra, se aborda la relación entre las políticas públicas y la configuración del patrimonio cultural. A tal fin, el libro reúne los textos de nueve autores e incluye, además, una Introducción y unas Conclusiones -redactadas por los coordinadores- que ofrecen al lector una buena síntesis de los contenidos principales de cada contribución así como un balance sobre la temática central allí analizada. Vale resaltar que estos autores provienen de distintas formaciones académicas -antropología, historia, arquitectura, etc.- y variadas experiencias en el campo de la patrimonialización. Como consecuencia, las perspectivas de análisis, las preguntas y las metodologías puestas en juego no son homogéneas. Lejos de constituir esto una dificultad a la hora de acercarse a la obra como un todo coherente, los enfoques disímiles resultan complementarios y aportan complejidad a la cuestión del patrimonio cultural michoacano. También cabe mencionar que aun cuando la obra describe un problema desde lo local resulta de interés general pues aborda un tema de absoluta vigencia; esto es, la importancia del patrimonio en el marco de los procesos de reconocimiento de la diversidad cultural que se han desplegado en toda Latinoamérica en las últimas décadas.
Con el objetivo de dar cuenta de los aportes del libro, desarrollaremos a continuación una síntesis de las contribuciones de cada autor. El primer artículo, de Eduardo Mijangos Díaz, se titula “La ‘identidad campesina’. Una valoración a partir del agrarismo pos-revolucionario en Michoacán” y aborda -desde una perspectiva histórica- el tema de la construcción de identidades en el México pos-revolucionario problematizando el concepto de agrarismo, entendido como la organización y movilización colectiva de las comunidades campesinas para defender sus tierras. Este concepto también es instituido por el Estado como valor patrimonial, aunque -como describe el autor- no siempre coincide con las más complejas representaciones, manifestaciones y discursos de las propias comunidades.
El siguiente artículo, de Carmen Alicia Dávila Munguía, titulado “El patrimonio artístico purépecha y su resguardo en las comunidades indígenas michoacanas: el templo de Santa María Huiramangaro” se desplaza hacia lo que en el libro se describe como patrimonio edificado y pone el foco sobre un retablo colonial del templo de la Virgen de la Asunción -municipio de Pátzcuaro- para dar cuenta de su proceso de restauración. Al respecto, advierte la autora que tareas como esta sólo pueden desarrollarse de la mano de la valoración que haga la propia comunidad de ese patrimonio religioso, aunque en concordancia y con el debido apoyo de los organismos gubernamentales correspondientes. Una mirada diferente sobre el patrimonio y las políticas de conservación es la propuesta por Catherine R. Ettinger en su artículo “Perspectivas sobre la conservación de la troje purépecha. Entre la conservación ideal y la realidad”. La troje, unidad dentro de la vivienda indígena característica de la región purépecha, es puesta bajo la lupa para analizar los diferentes discursos que se despliegan en torno a su conservación. Según esta autora, los académicos y el Estado propician -con miradas externas, estáticas, idealizadas o guiadas por diversos intereses como el turístico- la exclusión de los moradores originales al desconocer la complejidad de la troje como algo más que un objeto, y en consecuencia no se escuchan sus razones para modificarla en términos“no tradicionales”. Propone, en cambio, entender que la tradición es algo dinámico y relacionado a diversos procesos internos de las propias comunidades que se enfrentan, entre otras cosas, a problemas ambientales, económicos, sociales. Según la autora, sólo atendiendo estos problemas se podrá resolver el tema de la conservación del patrimonio.
Eugenio Mercado López, en su artículo “Políticas del patrimonio cultural en la conservación de monumentos históricos de comunidades indígenas de Michoacán”, continúa reflexionando sobre el patrimonio edificado; en particular, sobre el tema de la conservación de los monumentos históricos de uso religioso. El autor pone en evidencia, a partir de la descripción de varios ejemplos, los conflictos que se generan al interior de las comunidades a la hora de poner en práctica políticas públicas, desconectadas muchas veces de la realidad local y que incluso inciden de manera negativa no sólo en los bienes culturales sino también en el devenir social de la colectividad. Así, entendiendo que el patrimonio puede ser una herramienta de desarrollo regional y comunitario, el autor propone que la formulación y aplicación de políticas públicas estén orientadas fundamentalmente por las experiencias, las valoraciones y los usos de los bienes culturales desplegados por cada comunidad. Por su parte, Lorena Ojeda Dávila, en el artículo “Tensiones en torno a la‘puesta en valor’ del patrimonio cultural indígena purépecha en Michoacán”, retoma también la cuestión de los conflictos que se expresan entre los miembros de las comunidades indígenas michoacanas. A partir de las trayectorias de dos agrupaciones indígenas que han buscado fomentar la reivindicación étnica, entre otras cosas, a través de la defensa de su patrimonio cultural y considerando especialmente el hecho de inscribir en 2010 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad dos manifestaciones de su cultura, la pirekua -canto purépecha- y la cocina tradicional michoacana, la autora reflexiona sobre las posiciones divergentes que emergen en estos procesos de patrimonialización. En particular, se centra en las tensiones desencadenadas bajo el impulso de programas gubernamentales que se limitan a promover aquellos bienes o manifestaciones culturales pasibles de ser explotados turísticamente y, por ende, a excluir a buena parte de las personas que los producen, significan y resguardan. Concluye que en materia de puesta en valor del patrimonio es imperiosa la necesidad de accionar políticas incluyentes y significantes a nivel local y destaca que, a pesar de los problemas y las discordancias descriptas y dadas la proactividad de los purépechas, en un mediano plazo podrían encontrarse puntos de acuerdo. Asimismo, Eva María Garrido Izaguirre, en su trabajo “Concursos artesanales: el caso de Michoacán, una revisión crítica” analiza -a través de varios ejemplos- el fenómeno de los concursos artesanales y su relación con las esferas de producción y circulación de las obras. Revisando los diferentes criterios de dictaminación en base a los conceptos de belleza, tradición y calidad puestos en juego en los concursos, Garrido Izaguirre advierte que los mismos se rigen por parámetros orientados a promocionar un tipo determinado de obras para mercados urbanos y exclusivos generando, una vez más, conflictos, confusiones e inequidades. Como propuesta, la autora insiste en la necesidad de impulsar abiertos diálogos entre todos los actores implicados, a partir de los cuales puedan repensarse las políticas institucionales y se abran vías que permitan a todos los artesanos tomar control sobre el devenir de su patrimonio.
Aunque en la mayor parte de los artículos se pone el acento en dos grandes actores involucrados en los procesos de patrimonialización -el Estado y las comunidades- otro actor importante son las empresas privadas. Es el caso desarrollado por Teresita Fernández Martínez en su trabajo “La nueva minería en Angangueo: un paisaje urbano histórico en riesgo”, en el que analiza el rol de una multinacional minera desembarcada en Angangueo -antiguo asiento minero- y el impacto -probablemente irreversible- en el patrimonio cultural y natural de la región que su instalación ha provocado. En contraposición a los beneficios prometidos por la minera, la autora vislumbra serios riesgos que -según ella- deberán ser subsanados por los propios actores sociales afectados, reconfigurando su autonomía y reconociendo su responsabilidad y sus derechos para propender al bien común. En este último sentido, resulta interesante el siguiente capítulo, “Homies de retorno en Angahuan: una comunidad purépecha en Michoacán”, de Berenice Guevara Sánchez quien analiza la reinserción de los homies -jóvenes migrantes que fueron miembros de pandillas en Estados Unidos- en la comunidad indígena. Esta población, que comparte una tradición cultural donde priman los intereses colectivos por sobre los individuales, recibe a estos jóvenes e incorpora -aunque no sin conflictos- sus nuevas formas de vida, dinamizando y fortaleciendo, en consecuencia, la identidadétnica y la cohesión social.
La última contribución del libro, “Patrimonio cultural: ¿de quién? ¿para quién? ¿para qué?” de Aída Castilleja, plantea una serie de debates teóricos en torno a la definición de patrimonio cultural -que entiende como una construcción social e históricamente situada- y busca reflexionar en torno a esta cuestión a partir de las preguntas propuestas en el título del artículo. En relación con esas reflexiones propone también, en base a un punteo de temas nodales, componer una agenda de trabajo que se oriente a la reconversión del patrimonio cultural en un sentido social, que contribuya a reconocer la diversidad cultural y a fortalecer la organización y participación de quienes crean, producen o resignifican bienes o manifestaciones patrimoniales.
En síntesis se trata de una obra que, a partir del espacio michoacano y desde una mirada multidisciplinaria, pone el foco sobre el patrimonio o los procesos de patrimonialización tanto del pasado como del presente, considerando los múltiples actores que intervienen en los mismos y las tensiones o acuerdos que entre ellos operan, atendiendo y conectando las dimensiones políticas, económicas y culturales implicadas. Sin duda, el libro constituye un aporte para académicos, funcionarios, gestores culturales y promotores comunitarios pues a partir de debates teóricos, análisis de casos y descripción de experiencias de gestión, invita a accionar sobre el patrimonio y también a pensarlo como un mecanismo de inclusión y una vía más a partir de la cual revertir desigualdades. (Nota de Lorena B. Rodríguez*

*Universidad de Buenos Aires, Instituto de Ciencias Antropológicas, Sección Etnohistoria -Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina. E-mail: rodriguezlo@hotmail.com) (Memoria americana
versión On-line ISSN 1851-3751
Mem. am. no.24-1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2016) http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-37512016000100007

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